El acné aparece principalmente durante la pubertad, cuando el incremento de los niveles hormonales, en especial de los andrógenos (como la testosterona), estimula las glándulas sebáceas, de manera que estas producen una cantidad excesiva de sebo. Por lo general, entre los 20 y los 25 años de edad aproximadamente, los niveles de hormonas se han reducido lo suficiente para que disminuya o desaparezca el acné. Sin embargo, hasta el 40% de las mujeres pueden tener acné a los 40 años.

Se puede localizar en la cara, tronco y también en los brazos. Se presenta con unas lesiones iniciales que se denominan “Comedones” que pueden ser Comedones Abiertos o puntos negros y comedones cerrados o puntos blancos, estas lesiones son el origen del acné y sobre ellas se desarrollarán el resto de las lesiones.

Preacné o de grado 0:  Se caracteriza por dilatación de los folículos sobre todo en frente y mejillas. Se observa “piel grasa” con algún comedón aislado.

Acné comedoniano leve o de grado I: acné no inflamatorio que se caracteriza por la presencia de comedones abiertos y/o cerrados.

Acné pápulopustuloso, moderado o de grado II: acné inflamatorio en el que predominan pápulas y pústulas que afectan sobre todo a la cara.

Acné pústulo-nodular, grave o de grado III: acné que presenta numerosas pápulas y pústulas que evolucionan a nódulos o quistes con edema y eritema que normalmente originan cicatrices. Afecta a la cara y se extiende al torso y espalda.

Acné nodulo-quístico, muy grave o de grado IV: es el acné que evoluciona a nódulos quísticos que siempre dejan cicatriz y afecta tanto a la cara como al tronco.